Que llueva tanto que nos inunde la desesperación. Que nos anegue el lodo del sin vivir. Solo así, quizás, podamos saborear que estamos vivos. Solo así, quizás, podamos lavar nuestros trapos mas sucios. Con barro, con sangre.
Que te quedes como un pez de esos naranjitas que saltan de la pecera (en forma de burbuja) y se quedan agonizando en el suelo, moviéndose sin parar hasta que alguien los vuelve a meter.
Es, si mas no, paradójico que una raza reclusa como la humana se dedique a privar de su libertad a otros.
Solo se ahogan los que pierden las fuerzas por el camino. Aquellos que saben en qué aguas nadan siempre llegan a nuevas tierras, por muy oscuras o pantanosas que estas sean.
Que llueva tanto que nos inunde la desesperación.
ResponderEliminarQue nos anegue el lodo del sin vivir.
Solo así, quizás, podamos saborear que estamos vivos.
Solo así, quizás, podamos lavar nuestros trapos mas sucios.
Con barro, con sangre.
Que llueva hasta llegar a colmar el vaso...
Puede que te ahogues en el vaso
ResponderEliminaro
Que te quedes como un pez de esos naranjitas que saltan de la pecera (en forma de burbuja) y se quedan agonizando en el suelo, moviéndose sin parar hasta que alguien los vuelve a meter.
Yo he tenido... pero no cuidaba ninguno, tampoco era mi obligación.
ResponderEliminarSolo metía la mano en la pecera y con un dedito intentaba tocar el pez.
Era un círculo vicioso, nunca mejor dicho.
Me encantan las peceras redondas como una bola, la mía además tenía piedras transparentes de color azul, también las toqueteaba.
Es, si mas no, paradójico que una raza reclusa como la humana se dedique a privar de su libertad a otros.
ResponderEliminarSolo se ahogan los que pierden las fuerzas por el camino. Aquellos que saben en qué aguas nadan siempre llegan a nuevas tierras, por muy oscuras o pantanosas que estas sean.
Cuantos se han ahogado ya sin siquiera saberlo...
Tú no te ahogas pues?
ResponderEliminarYo ya no pertenezco a este mundo. Su lluvia ya no me moja el cabello...
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